Cuando decimos que una persona está centrada o en su centro, nos estamos refiriendo principalmente a aquella persona que no permite que sus circunstancias externas, por difíciles que sean, le afecten en exceso hasta el punto de «perder el norte». Es esa persona que sabe dirigir su atención hacia su interior para, desde esa perspectiva, poder responder de una manera más asertiva en lugar de reaccionar de forma totalmente irreflexiva.
Se trata de una persona que mantiene la calma y que adopta una postura de serenidad para que desde ahí puedan emerger las mejores e incluso las más inesperadas soluciones ante la situación que se le está presentando.
Estímulos y distracciones
Hoy en día tenemos muchos estímulos que hacen que nuestra atención no se centre en nosotros mismos sino en el exterior completamente. Por desgracia, nos resulta tan familiar la imagen de un vagón de metro o tren donde la gran mayoría de personas están mirando hacia la pantalla de su móvil, que ya lo vivimos como algo natural cuando no debería de ser así.
Buscamos distracciones constantemente para no permanecer en silencio o sosteniendo una mirada con otra persona. Incluso me atrevería a decir que hay una tendencia a preferir la comunicación online por medio de las redes sociales, que el contacto directo entre nosotros. De esa forma evitamos mirarnos a los ojos directamente, permanecer en silencio, darnos un abrazo intenso, y lo suplimos con variedad de emoticonos que acompañan nuestros mensajes y que no nos incomodan ni comprometen a nivel emocional. Al fin y al cabo, solo son simbolitos 😉
Posición de Observador
Cuando adoptamos una postura más consciente es entonces que podemos tomar distancia ante las situaciones adversas de la vida. Y esto nos permite vivir de manera mucho más centrada.
Cuando digo tomar distancia no quiero decir ser insensible ante lo que pueda estar sucediendo frente a nosotros, por supuesto que no. Me refiero a saber adoptar una posición de “observador”, a ser consciente del trasfondo y buscar el para qué la vida me presenta esta situación.
Si hiciéramos el símil con una película sería como ser el espectador de tu propia película y observar la siguiente secuencia que se te presenta en la pantalla como algo necesario para poder entender el guion, la trama e incluso el mensaje que nos quiere transmitir el director.
En PNL hablaríamos de la metaposición o tercera posición. Que es la posición que ocupa alguien externo a la experiencia que se está presentando en ese momento y que, desde ese lugar, puede aportar una visión más clarificadora, imparcial e incluso más creativa porque está libre de influencias personales. Es decir, una visión más desapegada y centrada.
Saber ocupar la metaposición aun siendo parte protagonista de la situación es una gran herramienta para conseguir vivir desde el centramiento.
Es como incorporar el “nosotros” antes que el “yo” dando más valor al “ganar – ganar” en contraposición al “para que yo gane, alguien tiene que perder”.