Todos en algún momento u otro hemos sentido miedo ante cambios que la vida nos ha ido presentando. Reconocer estos miedos es el primer paso para poderlos superar e incluso afrontarlos abiertamente sin ningún tipo de temor.
Solemos claudicar antes de poder lograr el cambio por miedos que nos aparecen durante el proceso, por auto sabotajes, porque las cosas no nos están saliendo como hemos planeado, por impaciencias….
Tener muy claros los beneficios que nos aportará nuestro cambio deseado ayudará a conseguir mantener el combustible y la energía necesarios para lograrlo.
Aunque más importante aún será el poder reconocer las ventajas de tu situación actual a las qué quizá tendrás que renunciar una vez conseguido tu cambio, ya que estas ventajas o privilegios pueden ser uno de los motivos que te hagan claudicar ante el primer obstáculo que te encuentres en tu camino y te lleven a pensar de la siguiente manera:
- “No merece la pena que lo intente, es muy difícil cambiar”
- “Yo no voy a conseguirlo, si nunca antes lo he conseguido porque lo iba a lograr en esta ocasión”
- “Las cosas no están saliendo como yo esperaba, mejor reculo y vuelvo a lo conocido”
- “A fin de cuentas tampoco estaba tan mal antes, ¿quizá me he precipitado? Ya me lo decían otros que no es fácil cambiar. Pues mejor me quedo igual, no sea que haga el ridículo y aún tendré que oír, ya te lo dije”
Es esencial reconocer de dónde proviene el deseo del cambio, ya que no es lo mismo que el cambio lo desee nuestra personalidad, o por el contrario sea un deseo de nuestra alma. Los dos son totalmente lícitos pero el empuje y la fuerza que da un deseo del ALMA, con mayúsculas, no será igual que si el deseo de cambio proviene de nuestro Ego. Un deseo de cambio del ego requerirá un tipo de recorrido y herramientas diferentes que si proviene del alma.
Si estos términos no te son familiares, incluso te incomodan o te parecen demasiado transcendentales, podemos hablar en términos de deseos de cambio desde el beneficio propio sumado al bien común (este sería un deseo del alma) y por otro lado el beneficio únicamente propio (este sería un deseo del ego).
Considero fundamental el saber diferenciar en todo momento desde dónde estás deseando el objetivo que te planteas en cada momento.
Cuando estoy hablando de bien común no sólo me refiero a que tenga que tener unas repercusiones que beneficien a la sociedad, que también, sino que puede ser un cambio que además de beneficiarme a mí también beneficie a mi familia, mi entorno,… Cómo diríamos en PNL (Programación Neurolingüística) que el objetivo sea ecológico tanto para mí como para mi entorno. Lo cual no quiere decir que sea exclusivamente necesario el apoyo del entorno para lograrlo sino que una vez logrado, el entorno se verá beneficiado aunque antes de ese momento no estuvieran en disposición de reconocer tal beneficio.
El cambio no se gesta en el momento en que es ya visible para todos.
El cambio, como cualquier proceso, necesita un período de gestación natural que empieza cuando la persona se propone conseguirlo y para ello utiliza toda su energía y trabajo personal para que en el futuro, ya sea a corto, medio o largo plazo dependiendo de cada objetivo, se vea materializado en su vida.
Es en ese momento cuando se hace visible a los ojos de los demás, pero la persona ya lleva tiempo viviendo, sintiendo y pensando cómo su nuevo yo.
Saber preservar íntimamente este proceso y no compartirlo con quien no está en disposición de entenderlo es fundamental para que no se contamine y pierda fuerza la consecución del cambio.
Sólo debes compartir tus sueños con alguien que te demuestre que se permite soñar y mejor aún si además los ha conseguido.
Importante saber diferenciar entre mentir deliberadamente y ser discreto y reservado para tus cosas personales, tus objetivos y tus sueños, preservándolos de influencias nocivas, que por otro lado no tienen por qué ser malintencionadas, por supuesto, pero que no colaboran con tu objetivo.
Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”
Por algo será que el sabio Gandhi no dijo “Di tú que serás el cambio que verás en el mundo”
Ser protagonista y ejemplo tiene mucho más valor y es prueba irrefutable ante cualquier persona, que el decir que lo vas a ser y que ya lo verá.
El miedo al fracaso y al qué dirán, pueden paralizar tu proceso ante cualquier obstáculo. Por ello es aconsejable buscar un acompañamiento imparcial, honesto y sincero preferiblemente sin vinculación personal para que sea tu guía contemplando los pros y los contras con claridad. Y que te pueda dar la fuerza necesaria para creer en ti mismo.